Ya perdí la cuenta

22.04.2020

                                 Collage de Alejandro Zertuche, Prólogo, 2020, 18.5 x 12.5 cm


Por Isabel Burruel de Larrañaga


Ya perdí la cuenta. No sé cuantas veces he empezado a escribir estas palabras. A intentar decir lo que siento cuando en la noche veo solo otra luz más encendida por la ventana y me pregunto si la persona en esa ventana me ve y está igual de melancólica que yo. Los días son todos iguales, y me cuesta comprender que esta primavera los árboles florecerán sin que nadie los vea. Cuando me permito salir de casa me asombra la quietud y el silencio, parece que el mundo se ha puesto en pausa y con ello mi vida. Hay días en los que solo despierto y espero a que el día termine y me pregunto: ¿he hecho eso mismo toda mi vida? A veces siento, que solo he esperado pacientemente a que pasen los días esperando que algo maravilloso pasará.

Excepto tú. Cada uno de los días a tu lado, los viví intensamente; intentando alargar cada uno, cada hora, cada segundo y cada respiración. Durante esos meses, no pensé ni en lo que me había pasado hasta ese momento ni esperé que me pasará otra cosa más maravillosa. Lo único que esperaba era que no llegará el día siguiente, porque sabía que tendríamos que separarnos. Este tiempo sin ti ha sido como una cuarentena, pero que no ha servido de nada. Sigo amándote como el primer día y solo espero, desde el fondo de mi corazón, que este confinamiento acabe y pueda correr a tus brazos. Llevo un mes encerrada aquí y no sé cómo lo he soportado; llevo casi un año sin ti y no sé cómo lo he soportado. Volverá a ser verano y esta vez no estaremos para disfrutarlo, así como los árboles florecerán sin que nadie los vea.

Hoy presto más atención que antes a la actividad en la manzana interna a la que da la ventana de mi cuarto. Intento poner atención a los movimientos de cada ventana e inventar alguna historia de ellas. Y por ahí de las 7, veo a una pareja bailar. Mi mente viaja hasta que los veo de frente emprender un tango que siempre me imaginé bailando contigo; riéndonos porque nos pisamos los pies pero, felices. Algún día saldremos de esta cuarentena y aunque esta primavera no vimos florecer a los árboles; ellos nos regalarán la sombra del verano. Y espero que así salgamos de esta cuarentena y aunque no volvamos a disfrutar un verano como aquel, podamos ver las hojas de los árboles caer en el otoño. 

Relatos de la cuarentena © Todos los derechos reservados 2020
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